Yaxchilán y Bonampak, antiguas ciudades mayas

Yaxchilán y Bonampak, antiguas ciudades mayas
Índice de contenidos
  1. Introducción
  2. Yaxchilán
  3. Visita a Yaxchilán
  4. Bonampak
  5. Descubrimiento del sitio de Bonampak

Introducción

Descubre y conoce más ciudades de la misteriosa civilización maya; arrancado del bosque y que el bosque en expansión trata de recuperar es algo único.

Yaxchilán

Las dos ciudades de Yaxchilán y Bonampak se encuentran a unos 150 kilómetros de Palenque, y desde este punto de partida, los operadores turísticos locales organizan muy bien esta visita y dejan a los participantes casi tan libres como si estuvieran solos.

Enclavado en uno de los meandros del río, Yaxchilán sigue siendo un alto lugar de culto aún venerado por los lacandones que acuden allí a realizar sus ritos cargados de incienso y ofrenda de copal. Yaxchilán es el prototipo de ciudad perdida en la selva; ubicado en una alta terraza que bordea uno de los caprichosos meandros del Usumacinta, y ocupa una posición central en la selva Lacandona. Creado hace unos 2.000 años, Yaxchilán, anteriormente un simple pueblito, se desarrolló hasta convertirse gradualmente en una de las ciudades más bellas y poderosas de la Cuenca de l'Usumacinta y alcanzó su apogeo entre 550-900 dC, más particularmente durante el largo reinado de El rey Itzamnaaj B'alam II alias "Escudo-Jaguar II", que murió con más de 90 años en el 74. En ese momento Yaxchilán era uno de los centros más poderosos de Yucatán. Fue una verdadera Ciudad Estado e incluso llegó a ser rival de Palenque, con la que hizo la guerra en el año 654.

Visita a Yaxchilán

Yaxchilán y Bonampak, antiguas ciudades mayas

Descubrimos cuatro grupos de edificios que se escenifican a lo largo de la colina que bordea el río. Los dinteles de las puertas están bien conservados y están decorados con bajorrelieves que cuentan la historia de toda la dinastía Jaguar. Debes saber que la ciudad se desarrolló a partir de principios del siglo VI y alcanzó su apogeo en el clásico reciente del 680 al 810 con la dinastía Jaguar (Escudo-Jaguar, luego su hijo Pájaro-Jaguar).

En el siglo X la ciudad se extinguió y la selva la engulló. Pasará 1882 para que Yaxchilán sea redescubierto, en ruinas, por dos exploradores: Alfred Percival Maudslay y Désiré Charnay en el libro “American Cities and Ruins”.

La visita, hoy, de esta ciudad perdida es sin duda para cada uno como un descubrimiento individual que nos permite encontrar nuestra alma de Indiana Jones y recorremos el lugar, subimos escalones que conducen a una terraza natural que conduce a la Gran Plaza y su dos acrópolis con la contemplación reservada a lo excepcional.

Bonampak

Bonampak entra definitivamente en la historia del arte y de las civilizaciones.

Ciudad vasalla de Yaxchilán en su época dorada, Bonampak la única ciudad maya que ha conservado sus murales; hicieron famoso el sitio, ya que constituyeron una fuente invaluable de conocimiento de las costumbres de la sociedad maya.

Descubrimiento del sitio de Bonampak

El sitio de Bonampak fue descubierto, por casualidad, en 1946, por un objetor de conciencia estadounidense Carlos Frey, que se había refugiado e integrado durante dos años entre los indios lacandones, luego será descubierto nuevamente por nuevos exploradores y en particular el cazador de imágenes Giles G Healey, quienes publicarán fotos de frescos mayas muy bien conservados de valor inestimable y que en su momento tuvieron el efecto de una bomba cuando fueron publicados.

Bonampak tuvo su apogeo durante la segunda mitad del siglo VIII d.C. bajo el reinado de Chaan Muan II, a quien tres estelas rinden homenaje en el sitio, entre ellas una que data del 782 d.C. y que lo representa en traje de guerra con su lanza y su escudo.

A primera vista, la visión de estos frescos puede parecer un poco decepcionante porque están mal iluminados y no hay la distancia necesaria para observarlos, pero la visita al Museo de Antropología en México te dará una nueva luz sobre estos frescos; un museo donde se pueden admirar, con todo su brillo y la fuerza que desprenden, frescos de guerreros ataviados con pieles de jaguar y trajes ceremoniales que se dedican a ritos de guerra, victoria y abnegación mientras en otros tocan grupos de músicos.

Todas las figuras están pintadas de perfil con la misma uniformidad, lo que podría significar un lenguaje gestual para expresar hechos o ideas. Pero volvamos a la visita al recinto del Templo de las Pinturas, que está formado por tres salas donde se realizaron estas magníficas obras hace más de diez siglos y que queda como un momento lleno de emoción.

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